Este va a ser un post especial. Quizá más personal y sentido
de la cuenta. Espero que los que lo lean perdonen cierto exceso de
sentimentalismo.
Impotencia, dolor, rabia, cabreo, indignación. Pena,
arrepentimiento, frustración. Y también admiración, emoción y agradecimiento.
Son muchas las sensaciones, se mezclan todas, unas horas después de levantarme
de la cama, literalmente, con la lesión de Kobe.
Anoche no me quedé a ver el partido. Llevaba todo el día en
una boda y a las dos de la mañana no era capaz de vencer al sueño
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